Aquí os dejo una Review que me he encontrado por internet del nuevo álbum de los Foo, a ver que os parece:
Hay un lugar común que establece que Dave Grohl jamás pudo superar el nivel compositivo de los dos primeros discos de Foo Fighters (el debut homónimo de 1995 y su sucesor, “The colour and the shape”, de 1997) y que las entregas subsiguientes fueron pálidos intentos en comparación. Hay un error en dicha apreciación (si bien es innegable que aquellos trabajos iniciales probablemente sean insuperables) y se trata de un pecado de superficialidad. Me explico: Lo que la mayoría espera de cada nuevo lanzamiento de Foo Fighters es el gancho inmediato y refrescante de las obras mencionadas, algo imposible de replicar. Y lo cierto es que, con varias escuchas atentas, cada disco del ahora quinteto (con la reincorporación del legendario guitarrista Pat Smears como miembro fijo) expone una envidiable profundidad melódica, un cuidadoso equilibrio entre sensibilidad Pop y empuje Punk, y una constante maduración en términos de elaboración musical. Y, claro, todo ello expuesto en canciones redondas, tremendamente gancheras pero siempre potentes y emotivas. “Wasting light” (séptimo álbum del grupo) es tal vez la prueba más contundente de esto. Las canciones mantienen el estilo particular de siempre (lo cual no es poco), guiadas por las preciosas melodías vocales de Grohl (un cantante limitado pero siempre expresivo y atinado), sostenidas por el nervio energético y el sublime manejo dinámico de la base rítmica (Taylor Hawkins tal vez sea el baterista que mejor logró replicar el estilo del mismo Grohl) y arropadas por un trabajo de guitarras tan inteligente como armónico. Claro, el hecho de que ahora cuenten con tres guitarristas ayuda a que el entramado instrumental haya crecido en riqueza, texturas y arreglos, sin por ello perder de vista el respeto por la canción en sí misma. Y es que, digan lo que quieran, pero si hay algo que el buen Dave tiene en claro (y lo viene demostrando desde que era un joven Punk dentro de la escena de su Washington DC natal) es cómo componer piezas perfectas, con grandes melodías, emoción sincera y un gran poder de síntesis. Después tenemos lo anecdótico. La producción de Butch Vig (el tipo que engañó a Kurt Cobain para lograr su disco más Popero), la grabación cien por ciento analógica, las participaciones de Krist Novoselic (actual bajista de Flipper, ex miembro de Sweet 75, Eyes Adrift y otra banda que no recuerdo) y Bob Mould (el mejor compositor del Rock Americano, influencia insoslayable para Grohl y todo aquel que alguna vez intentara combinar emotivas melodías Pop con guitarras distorsionadas y rabia Punk), y el mencionado retorno de Pat Smears. Detrás de todas las especulaciones, las poses, los datos inservibles y los fanatismos están las canciones. “Wasting light” trae cuarenta y ocho minutos de eso mismo para disfrutar sin prejuicios.
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